Para evitar que te sientas desbordada y añadir más conocimientos a los que ya tienes (seguro que has leído montones de libros sobre el tema), hemos hablado con expertos y con otras madres que se han encontrado en tus mismas circunstancias.
Gracias a ellos hemos recopilado esta lista de ideas que pueden facilitarte el día a día con tu pequeño.
Para tener un buen día es imprescindible haber pasado una buena noche (que el bebé no haga la noche seguida es lo normal y no significa que duerma mal; siendo tan pequeñito necesita despertarse varias veces para comer).
Técnicas efectivas:
- Durante los primeros meses acuéstale en un moisés, no en una cuna grande. Al tener un tamaño más reducido, tu hijo podrá rozar los límites del lugar donde está, se sentirá más seguro y dormirá mejor.
- Cambia la bombilla de la lámpara de tu mesilla por una de luz azulada. Evitarás que se desvele cuando le des las tomas nocturnas.
- También es acertado que coloques su moisés al lado de tu cama, pero en sentido inverso. De este modo, cuando des la luz y te incorpores para atenderle se producirá un intercambio inmediato de miradas entre vosotros. Y esto le reconfortará tanto como para, en ocasiones, seguir durmiendo sin más.
- Claro que puedes mecerle para que se adormezca, pero lo ideal es que le dejes en el moisés justo antes de que se duerma del todo. Así, si se despierta por la noche será más fácil que se duerma solo.
- Deja en su cunita un pañuelo que huela a ti. Le hará compañía.
- Ponle a diario la misma melodía para indicarle que empieza la noche. Los niños se habitúan mejor a los actos que son rutinarios.
- Para evitar el riesgo de muerte súbita no debes nunca acostarlo boca abajo. Ponlo boca arriba: esta postura evitará que se atragante si regurgita.
- Y para que no se cubra la cabeza con las sábanas debes acostarle a los pies de la cuna; es decir, con sus pies rozando el límite inferior del colchón y con la sábana doblada por la mitad y bien remetida.
El momento de la alimentación
Además del sueño, otro factor clave para que tu bebé se críe fuerte, sano y feliz es la comida. Él aún no entiende de horarios, así que no esperes para darle de comer si le entra hambre antes de tiempo, ni le despiertes si es la hora de su comida y sigue dormido. Durante el sueño se segrega la hormona del crecimiento y es cierto que “dormir alimenta a los niños tanto como comer”.
La postura adecuada
Todos los pediatras aconsejan alimentar al bebé con leche materna durante los primeros meses. Para que coma mejor es importante que encuentres una postura en la que estéis a gusto los dos.
Si te levantas de la cama, acomódate en un asiento con respaldo y con reposabrazos para que tu espalda y el brazo con el que sostienes a tu hijo descansen. Tu pequeño debe estar lo más erguido posible para que le resulte más fácil chupar y eructar.
Otra opción es quedarte en la cama tumbada de lado y tumbar a tu hijo frente a ti, con su carita a la altura de tu pezón. Te ayudará ponerte un cojín entre las piernas, otro en la espalda y otro más bajo la cabeza.
La mejor técnica
- Para que no trague aire, si le das el pecho mete gran parte de la areola en la boca y si le das el biberón, comprueba que la tetina está llena de leche antes de ofrecérsela.
- Prueba a darle de comer en una mecedora. Está estudiado que el vaivén favorece la producción de leche materna, relaja al bebé y ayuda a aliviar los gases que acumulen tanto el pequeño como la madre, si le han hecho la cesárea.
Tranquila, seguro que come bien
Sabrás que está comiendo lo suficiente si se queda tranquilo después de la toma, tarda como poco dos horas y media en reclamarte la siguiente, moja al menos seis pañales al día y recupera en dos semanas el peso que perdió al nacer. Después tendrá que ir ganando una media de 200 gramos semanales.
Ayúdale a expulsar los gases
- Para que eructe después de comer y evitarle molestias digestivas, debes mantenerle en vertical, recostado sobre tu hombro, durante unos minutos. También puedes tumbarle boca abajo sobre tus piernas, estando tú sentada, y presionarle ligeramente la espalda.
- Para que no te manche la ropa cuando regurgite es muy buena idea colocarte una toalla pequeña, de bidé, en el hombro. También puedes poner una bajo su cabecita cuando le acuestes: podrás cambiarla fácilmente por otra si la mancha y no se despertará por la humedad.